jueves, 8 de noviembre de 2007

Quizás, Quizás, Quizás


Fué divertido soñarte cada vez que me imaginaba una vida sin ti, quizás ahora no me haga tanta gracia saber que te perdí. Es curioso como hay momentos en nuestras vidas en las que no sabemos qué queremos. Y otras en las que aún teniéndo muy claro lo que quieres, y de repente lo consigues, ya no sabes qué hacer con ello. Dónde guardarlo, dónde meterlo, qué decirle y ni saber si llevártelo a tu cama esa misma noche.

Mucha gente me dijo y me sigue diciendo, que cuando deseas algo de verdad, algo sincero y con todas tus fuerzas se llega a cumplir. Es como aquella frase del Alquimista en la que asegura que si deseas algo con tal fuerza el universo entero conspira para que se haga realidad. Yo, aún no creyéndomelo a ciencia cierta siempre lo pedía. Siempre en mitad de mis meditaciones dedicaba unos minutos para desearlo con todas mis fuerzas. Siempre me fijaba en algún punto en el que proyectaba toda mi energía y la mandaba a la nada, al universo, a la naturaleza, a qué se yo qué o quién me escuchara en ese momento. Lo hice durante un par de años (para que tengais claro que este servicio de correo es muy lento), y nunca desesperé, siempre pensé que algún día conseguiría que mi deseo se hiciera realidad.

Vale, ya sé que estareis pensando....que cuando alguien desea algo de verdad lucha por conseguirlo. Que se deja la piel en cada intento e insiste en escoger el camino que le llevará hasta verlo realidad entre sus manos. Pues si, en eso no os voy a quitar la razón. Pero cuando es un deseo que no depende exclusivamente de ti, cuando envuelve sentimientos, emociones, actos, gestos.... en otras personas.... es más complicado. Tú puedes dedicarle todo el tiempo que creas necesario, pero tu trabajo se quedará ahí. Luego toca esperar la respuesta, la consecuencia de tus actos, el resultado de lo luchado....y eso ya no depende de ti.

Bien, pues yo lo conseguí hace un tiempo. Conseguí tener todo lo que pedí. Del mismo modo que lo soñé y con las mismas palabras que tanto deseé. Y qué pasó?? Que me asusté. Que en ese momento de mi brotó el miedo y la inseguridad que nunca pensé que albergaba. Me asusté tanto que no quise aceptarlo aún cuando ahí lo tuve, delante de mis ojos y con una bandeja en sus manos en la que depositó todo lo que era. Me asusté si, y aún estando en el camino que quería, con mi deseo hecho realidad a mi lado, me di la vuelta y empecé a correr. Es curioso lo que el miedo llega a hacer cuando lo tenemos en vena.

Y si, cometí el error de empezar a caminar en dirección contraria. Y así te perdí. Yo me escondí en mi misma y he tardado tiempo en volver a encontrarme. Todavía estoy en ello, esta casa está tan vacía y al mismo tiempo tan llena de rincones que seguramente en alguno de ellos me escondí. Me quedé acurrucada en el suelo y mis alas hicieron de caparazón.

Te perdí quizás por desearte tanto.
Quizás por miedo a perderte aún sin
darme la oportunidad de antes tenerte.
Quizás por ser tan racional.
Quizás porque no era el momento.

Quizás, Quizás, Quizás...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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