sábado, 6 de septiembre de 2008

El círculo Polar



Otto ha llegado sin avisar entrando esta noche en mis sueños. Había olvidado lo mucho que me gustaba tocarle la carita mientras estábamos tumbados en la cama. Mis dedos le dibujaban las cejas, le cerraban los ojos, delimitaban su nariz, subrayaban sus labios para terminar enredándose entre su barba (me encantaba tocarle la barba y la cabeza).

Otto es mi pequeño, mi cosita, mi ser humano preferido. Hablo en presente porque acabo de darme cuenta de que lo sigo sintiendo así. Es difícil olvidarse de una especie en extinción cuando uno mismo se siente hecho de esa pasta.


Otto es mi locura, mi libertad, mi individualidad. De estas cosas uno se da cuenta viendo las situaciones con perspectiva; desde el tiempo y la distancia. Y es cuando uno aprende a ser uno mismo sin esperar, sin juzgar, sin exigir. Queriendo mantener su parcela de intimidad al mismo tiempo que respeta la parcela del otro. Aprende a vivir una relación desde un compartir, desde el amor.


Y uno aprende de los errores cometidos. Aprende a dar oxígeno. A disfrutar del silencio. A sentir amor incondicional. A fomentar el desarrollo personal del otro. A no hablar cuando no es necesario. A saborear lo que te ofrecen sin esperar más. A dar abrazos. A hablar callados. A compartir los sueños.


Otto es mi círculo polar. Da igual dónde esté, ni cómo, ni con quién... Nuestras energías se encuentran más allá de todo lo físico, terrenal y material. Somos seres humanos auténticos y los sabemos. Quizá eso fue lo que hizo que al unirse nuestras energías se crearan polvitos de magia a nuestro alrededor. Nuestras energías hicieron música. Y eso pasa con muy pocas personas en la vida.


Otto y Ana saben que nunca encontrarán a una persona igual. Siempre faltará algo. Siempre recordarán algún momento. Siempre soñarán con el estilo de vida que compartían. Siempre que escuchen a Quique guardar dos tickets
pensarán que aún es posible sin causar dolor a nadie...aunque se olviden. Siempre soñarán encontrarse cuando ambos hayan aprendido su lección para poder compartir ese círculo polar...

Otto, aunque tu no lo sepas, he pasado la noche contigo...





Suena Aunque tu no lo sepas (Quique González)